Cómo salir fortalecidos de situaciones adversas y crecer en el camino

Estimad@ lector, recientemente tuve la oportunidad de vivir algunas experiencias de mucho aprendizaje con algunos de nuestros asociados. Te platico: una amiga a la que aprecio mucho, recientemente culminó con una etapa profesional muy importante. Era la directora de su propia empresa editorial y por diversas razones tuvo que desprenderse de ella. Este hecho le causó un gran dolor, sin embargo, me di cuenta que dentro de esa situación por la que atravesó, surgieron para ella, una serie de oportunidades de crecimiento personal y profesional que antes había dejado de lado y que no había podido o no había querido aprovechar.

Conociendo toda la experiencia que tiene, resulta que lo que se le presenta ahora, además de ser algo muy ambicioso, también representa un riesgo que le permitirá dar lo mejor de ella. Ahora, su futuro profesional se presenta vibrante, lleno de oportunidades de crecimiento a diferentes niveles y, sobre todo, más segura de sí misma.

¿Por qué te cuento esto? Porque la mayoría de las personas, en diferentes momentos de su vida tienen que aprender a cerrar ciclos y comenzar otros, aprovechando la experiencia acumulada. Sin embargo, no todos dan el paso hacia la siguiente etapa. Quedan atrapados en su dolor, en su duelo, y de ahí no se mueven, lo cual incluso, puede llegar a afectar su salud y su actitud ante la vida tiende a volverse negativa, derrotista. Dejan de crecer como seres humanos, soportando situaciones humillantes en algunos casos, que afectan grandemente su autoestima. ¿Te suena conocido?

Por el contrario, también hay personas que logran salir avantes de estas situaciones de aprendizaje. Es decir, no todas las personas sometidas a situaciones de riesgo sufren enfermedades o padecimientos de algún tipo, sino que hay quienes saben superar el momento grave y hasta surgen fortalecidos de él. A esta capacidad, actualmente, se le conoce como resiliencia.

En ingeniería, el término resiliencia se refiere a la capacidad de un material para recuperar su forma tras ser sometido a una presión deformante. Lo deformas y vuelve a su forma original.

En el ámbito del desarrollo humano, resiliencia es la capacidad de sobreponerse a las dificultades, aprender de los errores y adaptarse positivamente al nuevo entorno, eligiendo crecer en lugar de hundirse y quedarse estancado, capitalizando las experiencias en positivo. Los grandes líderes manifiestan abiertamente esta capacidad.

Este término fue acuñado por la investigadora E. E. Werner, quien dio seguimiento por más de 30 años a 500 niños de la isla de Kauai, los cuales vivían dentro de una gran pobreza. Una característica de estos niños es que todos pasaron penurias, y adicional a ello, el 30% sufrió experiencias distresantes (estrés negativo), criados por familias disfuncionales, padres divorciados con ausencia del padre, y en un ambiente de alcoholismo o de enfermedades mentales. Sin embargo, muchos lograron tener un desarrollo sano y positivo: estas personas fueron definidas como resilientes.

Lo interesante de esta investigación radica en que Werner enfocó su atención en la dirección correcta. Descubrió que las personas resilientes tenían, por lo menos, a una persona (familiar o no) que los aceptó de manera incondicional, sin importar su carácter, aspecto físico o nivel de inteligencia. Contaban con alguien que les hacía sentir que sus esfuerzos, nivel de competencia y autovaloración eran reconocidos y fomentados. Eso fue lo que marcó la diferencia.

La misma Werner dice que todos los estudios realizados en el mundo acerca de los niños que vivieron bajo estas circunstancias, comprobaron que la influencia más positiva para ellos es una relación cariñosa y estrecha con un adulto significativo. Es decir, la aparición o no de esta habilidad depende de la calidad de interacción del individuo y su entorno humano.

Pilares de la resiliencia:

  • Sólida autoestima
  • Capacidad de reflexión (inteligencia interpersonal)
  • Independencia emocional y física, sin caer en aislamiento
  • Capacidad de relacionarse con los demás (inteligencia interpersonal)
  • Iniciativa (preferentemente proactivo en lugar de reactivo)
  • Sentido del humor
  • Valores altos, sobre todo en cuanto al respeto y compromiso
  • Pensamiento crítico

Estimad@ lector, es posible que recuerdes situaciones en las cuales hayas manifestado, de una forma u otra, esta capacidad de resiliencia. Si este es el caso, con toda seguridad tienes las bases para ser un gran líder. En caso contrario, ahora conoces que es lo que te hace falta desarrollar para salir fortalecido de situaciones que, en apariencia, no deberías pasar por ellas. Recuerda, el ser humano está diseñado para aprender, para crecer (no sólo físicamente) y dejar huella a su paso.

A partir de ahora, puedes revisar como ha ido desarrollándose tu crecimiento como persona y, a partir de ahí, diseñar el futuro que te mereces. ¿Qué piensas de todo esto?

Rafael Bravo Puga