Durante mucho tiempo he reflexionado acerca de cuál es nuestra finalidad en la vida, para qué estamos aquí, a qué venimos a este mundo, cuál es nuestra misión.
Me ha tocado conocer a personas, algunas muy cercanas incluso, que en el ocaso de su vida descubren que podían haber algo mucho mejor con sus vidas. Y terminan yéndose de este mundo con una triste sensación de decepción, de desilusión y hasta de amargura por no haber tenido el valor de luchar por sus sueños.
Recientemente vi un video en FB que hizo que volviera a reflexionar sobre el tema. Te comparto un extracto:
“El otro día aprendí algo sobre aviones que me sorprendió.
“Estaba hablando con un piloto y me dijo que muchos de sus pasajeros piensan que volar es arriesgado.
“¿Por qué?” – le pregunté.
“El piloto me dijo que es mucho más peligroso cuando el avión está en tierra porque comienza a oxidarse, a fallar y a deteriorarse mucho más rápido que cuando está volando.
“Después estuve pensando que tenía sentido.
“ Los aviones fueron diseñados para volar.
“ Y las personas fueron creadas para vivir el sueño que llevaban dentro. Así que probablemente, la mayor pérdida es vivir en el suelo sin nunca llegar a despegar.”
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Hasta ahí el extracto. El video contiene más cosas valiosas pero por el momento sólo rescato esto.
Independiente de la etapa de la vida en la que te encuentres, independientemente de tu edad, te pregunto:
¿Cuál es tu gran sueño, ese por el que deberías estar luchando a toda costa?
La vida es muy corta y debemos esforzarnos por hacer de ella algo trascendente. Al menos para nosotros y/o para nuestros seres queridos.
No se trata de convertirse en la nueva Madre Teresa de Calcuta, o el nuevo Einstein.
Simplemente, ¿cuál es esa gran habilidad tuya que está lucha por surgir? No seas egoísta y no se la niegues al mundo.
Pensando en tu gran sueño, pregúntate…
¿Qué es lo peor que podría pasar si no lo intento?
¿Qué es lo mejor que podría pasar si lo intento?
Se trata de descubrir nuestro gran sueño, nuestra misión, la razón por la cual estamos aquí y ahora y atrevernos a realizar pequeñas acciones (acción masiva imperfecta) que nos vayan acercando hacia su realización.
Te invito a que reflexiones sobre esto y me digas si tienes clara tu misión en la vida. Defínela en máximo 10 palabras.
Por ejemplo, la Madre Teresa de Calcuta, cuando le preguntaron cuál era su misión, ella respondió con lo siguiente:
“Dar ayuda a los desprotegidos”.
Eso era todo. Sobre ese corto enunciado giraban todas sus acciones. Y recuerda todo lo que pudo hacer.
Ahora ve y, si aun no la tienes clara, descubre cuál es tu misión.