(El presente texto está inspirado en las ideas del libro Liderazgo Alpha, de Robert Dilts).
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La rana reconoce patrones
Si ponemos una rana en una jarra de agua con algunas moscas recientemente muertas, morirá de inanición o hambre.
La rana no puede ver el fresco alimento a su alrededor por que su sistema sensorial no está «diseñado» para captar objetos sin movimiento.
Las ranas ven a sus presas y predadores con cuatro sensores. Uno detecta el contraste entre el cuerpo de un objeto y su alrededor, otro percibe la forma curva del objeto, el tercero los movimientos de las formas curvas y el cuarto sentido cambia en un ambiente claro a causa de los movimientos de sus presas y predadores.
Una vez que esta información se ha obtenido, un circuito de patrón de reconocimiento coloca los cuatro tipos de señal – contraste, forma, movimiento, luz- juntos, y la rana puede reconocer al objeto como comestible o peligroso, y entonces lo atrapa o brinca por su seguridad.
Los murciélagos procesan señales
El sistema sensorial ultrasónico de los murciélagos logra la hazaña de detectar y navegar de tal forma que deja mudo de sorpresa y admiración a los ingenieros. Cuando vuela, el murciélago emite mediante su sonar una baja frecuencia que le genera una vista estroboscópica de su entorno, y actualiza este cuadro del mundo nocturno con 10 pulsaciones por segundo. Cuando detecta una presa, rivales u obstáculos, de alguna manera, el pulso del sonar se eleva súbitamente a 200 pulsaciones por segundo, duplica la velocidad cual luces parpadeantes fluorescentes.
Los murciélagos también usan frecuencia modulada para ayudarse a distinguir entre pulsos externos y ecos internos. Sus cerebros pueden deducir las velocidades relativas y volar por caminos de sus presas desde donde vienen los ecos.
¿Por qué comparar ambas especies?
Ambas especies han sobrevivido las pruebas de selección natural con sus diferentes sistemas sensoriales. Lo importante de esta comparación no es que han hecho estos dos sistemas por sus respectivas especies. Más bien es que pueden hacer por ti y por tu oranización.
Las ranas viven de dos a tres años; los murciélagos viven más de 50 -mucho más que cualquier roedor.
El sistema sensorial de los murciélagos los ayuda a sobrevivir y volar por décadas, y este vínculo entre la sofisticación del sistema sensorial y la longevidad individual aplica también para las organizaciones -y los empresarios o emprendedores también.
Cada líder sabe el valor de los sistemas sensoriales con respecto a competidores, clientes/consumidores y tecnologías emergentes.
Son vitales porque cualquier consumidor o competidor podría mandar una señal que demanda un rápido cambio de respuesta, y las tecnologías emergentes pueden presagiar nuevos mercados y nuevas oportunidades de negocio.
Por ejemplo, el gigante azul, IBM, vendió a los chinos (Lenovo) su negocio principal de computadoras porque éstas se convirtieron en un commodity (producto genérico, básico y sin mayor diferenciación, y en muchos casos con márgenes de utilidad muy castigados), y ahora está enfocada en el sector de servicios de consultoría (con amplios márgenes de utilidad).
Escaneo múltiple
Tanto las ranas y los murciélagos tienen múltiples sistemas sensoriales diseñados para recibir y procesar diferentes tipos de señal y ambos deducen el significado de la combinación de los diferentes tipos de señal. No construyen un cuadro o imagen de la presa o de su predador con una sola señal. Un solo tipo de señal puede disparar un reflejo, pero estimular el intento tiene que ser corroborado por las otras señales.
Las empresas que operan en ambientes competitivos y de rápidos cambios también deben desarrollar múltiples sistemas sensoriales, si no quieren ser atrapadas desprevenidas por las oportunidades y amenazas.
Las organizaciones necesitan siempre tener encendidos los sistemas sensoriales a fin de escanear muchos tipos diferentes de señal, y deben estar dispuestas para analizar los datos recibidos de maneras sofisticadas.
Múltiples sistemas sensoriales son invaluables en los negocios porque las señales realmente importantes (aquellas que, cuando actuamos en consecuencia, confieren una ventaja competitiva) son generalmente ambiguas, frecuentemente débiles y podrían provenir de fuentes y direcciones inesperadas.
Por ejemplo, una fuente de información muy valiosa para saber cual va a ser el rendimiento de una agencia de viajes en las próximas semanas o meses, son las tiendas de autoservicio – ¿quién lo imaginaría?-.
Si las agencias detectan que el consumidor gasta menos en su compra quincenal o deja de comprar algunos artículos «superfluos» que habitualmente suele comprar, puede ser indicador de que la gente no tiene dinero o que está generando ahorro ante cierta incertidumbre económica. Por lo tanto, se esperaría que no estaría dispuesto a gastar su dinero en salir de vacaciones, lo cual afectaría directamente a la agencia de viajes.
La amplitud de nuestros mecanismos sensoriales deberían estar cuidadosamente pensados a través de la relación de la Visión y Misión o propósito de la organización.
Manejando la ambigüedad
El sistema sensorial de los murciélagos está programado para la «detección de señales débiles» por que los ganadores en la guerra nocturna son aquellos que detectan tempranamente predadores y presas.
El sistema sensorial de una organización sólo dará una real ventaja si puede detectar señales antes de que sean claras y sin ambigüedad.
Este es un problema para los negocios porque, como un susurro, una señal débil podría ser ambigua. Ahí podrían estar otras señales que la contradijeran, si es muy débil, podría costar mucho trabajo interpretarla, o podría simplemente significar nada. Podría ser una tentación errónea, pero no debe ser ignorada porque, si esperamos hasta que las cosas sean claras antes de actuar, actuaremos demasiado tarde.
Es aquí justamente donde algunas empresas y emprendedores muy exitosos son vistos como visionarios. Hacen uso de eso que llamamos intuición.
Y tú, ¿que tan desarrollados tienes tus sistemas de detección de oportunidades?
Me dará gusto conocer tu opinión.
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