Hace un par de años acudí a Akumal, Quintana Roo, en la Riviera Maya en México, a un evento sobre marketing en internet. Uno de los expositores, Federico Giller, me llamó mucho la atención porque su exposición se salió de cualquier cosa que yo hubiera esperado de un evento de esta clase.
Resulta que en lugar de disertar sobre técnicas de marketing por Internet, tema en el que es gran experto, nos hizo llevar a cabo una serie de ejercicios, basados en el Yoga, para reactivar nuestra mente y nuestro cuerpo cuando estamos realizando actividades sedentarias. Eran cinco sencillos ejercicios que reactivaban nuestra neurología, incrementaban la energía corporal y provocaban un mayor flujo sanguíneo, no sólo en el cerebro sino en todo el cuerpo.
Esto me hizo reflexionar acerca de cómo es, en lo general, la actividad de cada uno de nosotros dentro de nuestra organización. En promedio, pasamos alrededor de 9.3 horas sentados contra 7.7 horas durmiendo. Si lo piensas por un momento, esto no es natural. Va en contra de nuestra salud física y mental.
Entonces, ¿qué cosas podemos hacer para revertir esta situación? Se me ocurren varias. Una de ellas podría consistir en cambiar la forma en que llevamos a cabo las juntas o reuniones de trabajo.
¿Qué pasaría si en lugar de reunir a la gente alrededor de una mesa, sentados tomando café, en una sala con iluminación fluorescente, lo hiciéramos de pie? Incluso que no hubiera mesa ni sillas de por medio.
¿Qué pasaría si la reuniones fueran «caminando y hablando»? Sé que surgirán algunas inquietudes sobre: «¿Cómo tomo notas?», «¿cómo colaboramos sin una pizarra?» y cosas por el estilo. Si dispones de un dispositivo como el iPhone, sería tan sencillo como decirle a Siri: «Siri, toma nota…». Asunto resuelto.
Creo que la tecnología y nuestra capacidad inventiva podrían resolver estos detalles. La tecnología está para facilitarnos las reuniones, no para conducirlas. La tecnología está para conectarnos, no para desconectarnos. Desafortunadamente el ambiente prevaleciente en muchas empresas favorece más lo segundo que lo primero.
Mi percepción es que si llevamos a cabo nuestras reuniones caminando, realmente estamos conectando con la gente con la que nos reunimos.
Empresas como Google, Apple, Zappos, entre otras, están promoviendo activamente este tipo de acciones con sus consecuentes beneficios: reuniones con menor duración, aumento de la productividad personal, mayor integración grupal, los «silos» entre grupos y áreas tienden a disolverse, el flujo de energía en el grupo es diferente, más positivo, etc., etc., etc.
El algunos de mis cursos, al final de algunas dinámicas y ejercicios, las conclusiones las llevamos a cabo de pie, de manera un tanto informal. Y lo que he notado es que los participantes se sueltan más fácilmente, además de crear un sentido de grupo más fuerte.
Te invito a desafiar el «status quo». Atrévete a probar y ve qué es lo que sucede. Pregúntate: «¿Qué es lo peor que podría pasar si…?»
¿O cómo las llevarías a cabo tu? ¿Cuál sería tu propuesta? ¿Cuál es tu experiencia actual? Me dará mucho gusto leer tus comentarios.