Seleccion Mexicana

Durante el mundial de Fútbol en Brasil, contra todo pronóstico, aun cuando no pasó a la fase de cuartos de final, la selección mexicana de fútbol, ya sea por el brillante desempeño del portero Guillermo Ochoa o de cualquiera de sus otros jugadores, ha sido una de las que mejor impresión han causado por su buen juego.

Hay que recordar que durante la fase previa de clasificación, México estuvo a punto de no clasificarse a la cita mundialista por un desempeño muy pobre.

Equipos de la zona de Concacaf a los que anteriormente se les ganaba sin tantos problemas, en esta ocasión venían a jugar contra México y salían con los tres puntos en disputa.

Milagrosamente, ya en la fase de repesca, México logró ganar su participación para Brasil 2014.

Si la gran mayoría de los jugadores que ahora mostraron un gran desempeño durante el Mundial en Brasil son casi los mismos que meses atrás “no daban una”, ¿qué fue lo que cambió?, ¿por qué su desempeño o su actitud en la cancha fue radicalmente distinto?

Independientemente de la manipulación mediática de las cadenas televisoras que están detrás del negocio del fútbol en México, ¿qué fue lo que los jugadores y cuerpo técnico hicieron diferente que permitió soñar a los millones de aficionados con pasar al ansiado quinto partido?

Quizá la respuesta la encontremos en lo que se conoce como Actitud Mental Positiva (AMP).

La AMP es un estado de congruencia mental que nos ayuda a enfrentar los momentos menos fáciles y adversos con mayores recursos personales.

México formó parte de un grupo complicado donde le tocó enfrentar tanto al país anfitrión Brasil como a Camerún y Croacia, y ya en la siguiente fase a la poderosa selección de Holanda. Contra los cuatro tuvo un desempeño que sorprendió a propios y extraños.

Contra Camerún ganó a pesar de un mal arbitraje donde le fueron anulados dos goles legítimos. El equipo supo reponerse del impacto emocional que implica sentirse despojado arbitrariamente.

Contra Brasil, de quien se espera que gane el mundial, la expectativa era poco favorable para México, sin embargo, supo plantar cara al rival e incluso en los momentos finales del partido, pudo haber ganado y no sólo empatado. También mostró cualidades que no era común ver en el equipo.

En el juego contra Croacia la historia no fue diferente. Ganó con una solidez que causó una muy grata impresión.

Pero contra la selección de Holanda, la historia fue diferente.

Durante la mayor parte del partido mostró ese carácter que ya se había visto en los partidos previos pero, para desgracia del equipo mexicano, esa congruencia mental decayó ligeramente hacia el final del partido, cosa que no sucedió con los holandeses. Ellos si supieron mantener esa congruencia hasta el minuto final y obtuvieron su recompensa.

Pero ¿qué es lo que hay detrás de un comportamiento tan distinto respecto a la fase donde la selección de México estuvo a punto de no clasificarse?

La respuesta la podemos encontrar en lo que se conoce como una sólida Actitud Mental Positiva.

Hablando de las selecciones mundialistas y, en particular de la mexicana, más allá de la preparación física o de las habilidades que como futbolistas puedan tener, «la diferencia que hace la diferencia» al momento de tener éxito, al momento de ganar los partidos importantes, al momento de ganar un torneo radica en la parte mental, en el tipo de pensamientos que tenemos en todo momento, en lo que creemos que es posible y en lo que no. En lo que nos creemos capaces de hacer tanto individualmente como en equipo. Ahí está la clave.

La AMP está conformada por seis patrones de pensamiento, cualidades o características que las personas y organizaciones más exitosas manifiestan consistentemente.

Ninguna de estas características es más importante que otra. Más bien es la interacción simultánea de las seis características en conjunto la que provoca la sinergia necesaria para una mostrar una sólida actitud mental positiva, cosa que México mostró en los tres primeros partidos y en gran parte del cuarto y que decayó en los minutos finales del partido contra Holanda.

Revisemos cada una de ellas.

1. Motivación interna

Los más recientes descubrimientos han establecido que la verdadera motivación es una y es interna. Cuando hablamos de ofrecer un aumento de sueldo o algún tipo de recompensa para cumplir con algún objetivo a alguien, realmente estamos estimulando, no motivando. Por lo tanto, los estímulos son externos y es el por qué no funcionan para todas las personas por igual.

La motivación al ser interna, tiene dos vertientes o extremos a través de los cuales las personas se desplazan: alejarse del dolor y acercarse al placer.

En el caso de México, el cuerpo técnico, en particular el entrenador Miguel Herrera, consiente o inconscientemente supo mezclar ambos estilos de motivación en los jugadores, haciéndoles ver lo positivo, estableciendo objetivos apetecibles o deseables, llegar al quinto partido o incluso llegar a la final del torneo, y al mismo tiempo mostrarles las consecuencias desagradables de lo que no querían experimentar.

Las personas más exitosas, ya sean deportistas o emprendedores, se valen de esta característica. La utilizan de forma simultánea. Visualizan con la mayor claridad posible las consecuencias desagradables y específicas de las que se quieren alejar al mismo tiempo que observan objetivos muy valiosos y deseables que les atraen con gran fuerza. De esta manera obtienen la máxima motivación.

2. Objetivos elevados

Miguel Herrera Festejando golEn diversas entrevistas, el entrenador de la selección mexicana manifestó abiertamente que su equipo estaba para cosas grandes, incluso ganar la copa. Lo mismo decían los jugadores.

La capacidad de establecerse metas u objetivos realmente altos, que incluso a la vista de otras personas parecerían inalcanzables es algo que distingue a los superexitosos. Eso fue lo que estableció Miguel Herrera para su equipo.

Además, al escuchar a los jugadores cuando eran entrevistados, en términos generales, consideraban como inaceptable cualquier resultado inferior. Sabían que este era su momento. Sabían que eran capaces de conseguirlo y no estaban dispuestos a conformarse con menos. Por eso, al final del partido contra Holanda, la mayoría rompió en llanto.

Muchas personas ante objetivos muy altos sucumben por el hecho de parecer inalcanzables. Un aspecto muy importante a considerar, para no caer en el terreno de la decepción, consiste en establecer una forma de esperar lo mejor e ir avanzando paso a paso, por ejemplo, primero clasificar en su grupo y llegar a la siguiente fase.

Los siguientes dos puntos nos muestran las claves para conseguir esos objetivos.

3. Dividir objetivos

La selección mexicana necesitaba concentrarse en su proceso, en este caso, clasificar a la siguiente etapa.

Si se hubieran planteado como única y gran meta el ganar el mundial a como de lugar sin pensar en los pasos intermedios, hubiera significado una meta monumental. Simplemente quedarían fácilmente rebasados.

Lo que hicieron fue fragmentar el proyecto en partes más pequeñas, como si fueran «bocados» de un gran platillo, en pasos consecutivos. Un amigo mío decía al respecto: «Para tener éxito, necesitamos dividir un gran proyecto en un número suficientemente grande de pequeños pasos».

Fragmentar los objetivos en un emprendimiento complejo o poco fácil presenta dos ventajas adicionales:

  • Nos capacita para concentrarnos en pequeñas tareas factibles y medibles y…
  • Podemos obtener grandes satisfacciones al completar cada uno de estos pequeños pasos o “bocados». Y fue justamente lo que obtuvieron al ganar a Camerún, empatar a Brasil y ganar a Croacia. Una dosis de satisfacción y logro enorme con cada partido jugado.

Con pedazos o fragmentos específicos y medibles a alcanzar, podemos experimentar el éxito en cada pequeño logro en el largo camino hacia nuestro gran objetivo. De esta manera, cada paso del camino se convierte en un nuevo objetivo, con su correspondiente sensación de satisfacción al conseguirlos uno a uno y podemos mantener viva la motivación para continuar.

4. Combinar el presente con el futuro

Los equipos y personas exitosas comparten su modo de pensar acerca del tiempo, el cual combina dos habilidades.

La primera consiste en mantenerse en el presente, en concentrarse en pequeños fragmentos y objetivos o metas cotidianas. Piensan específicamente en la tarea que están haciendo en cada momento.

En el caso de la selección mexicana y las demás selecciones, en cada entrenamiento se analiza al rival, se arma la estrategia de juego, se ensayan jugadas a balón parado, etc. Mentalmente están en el momento presente y, al mismo tiempo, están visualizando el resultado deseado en el futuro.

El actor / político Arnold Schwarzenegger comentó acerca de su entrenamiento en el gimnasio, que hacer un ejercicio una vez de forma consciente equivale a hacerlo diez veces distraído.

La pregunta clave es: «¿Qué debo/debemos hacer para alcanzar mi/nuestra próxima meta?»

La segunda habilidad vinculada con el factor tiempo consiste exactamente en lo contrario de estar plenamente en el momento presente. Se trata de la habilidad de visualizarse de forma vívida y plena en un futuro positivo y/o deseable.

Algunas veces, la orientación hacia el futuro resulta mucho más provechosa para la motivación que el estar enfocado en el presente. El atractivo de una imagen del futuro deseado, es decir del objetivo a largo plazo, tira de nosotros hacia ese futuro, manteniendo sólidamente nuestra motivación en el presente.

La motivación exitosa en realidad combina ambas habilidades. Mientras que nos concentramos en realizar la pequeña tarea inmediata, visualizamos esa brillante gran imagen de nuestro futuro como si ya lo hubiéramos alcanzado, viendo lo que veríamos, oyendo lo que oiríamos y sintiendo lo que sentiríamos.

Si eres un poco observador y has visto por televisión las escenas de cuando los equipos llegan al estadio, habrás notado que algunos jugadores bajan del autobús con unos audífonos. Este es un elemento que les ayuda a escuchar y visualizar lo que quieren alcanzar durante el partido. Puede tratarse de algún audio motivacional o de algún tipo especial de música que les permite estar más concentrados y enfocados en lo que está por suceder. Combinación del presente con el futuro en acción.

5. Compromiso personal

Un aspecto de la mayor importancia es el compromiso personal.

Después de una etapa clasificatoria desastrosa, los jugadores de la selección mexicana necesitaban establecer una serie de compromisos personales muy poderosos.

Era necesario sacudirse toda la “mala vibra”, las sensaciones desagradables que venían arrastrando desde meses atrás.

Literalmente, entraron en una etapa como si fueran pacientes en recuperación.

Tuvieron que poner todo de su parte y participar activamente en su propio plan de rehabilitación, sin depender de nadie más, mas que de sí mismos.

Seguramente, detrás de esta etapa de sanación y recuperación tuvo mucho que ver el cuerpo técnico encabezado por Miguel Herrera.

Sin embargo, hay que tener claro que cuando participamos activamente influimos en lo que sucede y podemos notar la diferencia. Nos volvemos proactivos en lugar de reactivos. De esta manera se incrementa nuestro compromiso personal y se reenfocan nuestras energías. Nos volvemos más determinados y activos, lo que nos conduce a un compromiso aun más grande. Y esto fue muy evidente cuando en cada uno de los cuatro partidos en Brasil los seleccionados mexicanos pisaron la cancha.

6. Autocomparación

Esta característica tiene que ver con la forma en que juzgamos nuestra actuación, nuestros actos, el tipo de comparaciones mentales que nos hacemos.

Desafortunadamente, el mundo actual en el que vivimos nos conduce a la competencia, a querer tener más que otros, a querer ser mejor que otros. Como resultado de ello constantemente estamos en un proceso de estarnos comparándonos con otros. Y continuamos haciéndolo indefinidamente por que ignoramos los costos.

La selección de México no necesitaba ser mejor que otras selecciones. México necesitaba ser mejor que el que había sido en otros momentos, unos meses atrás, el año pasado. Sólo eso. Cada jugador necesitaba ser mejor de lo que fue en la etapa clasificatoria. Sólo eso.

Por lo visto, parece ser que los integrantes de la selección mexicana se hicieron conscientes de ello y no sólo eso, sino que sabían los costos implícitos. Conocían la importancia vital de evitar caer en la trampa de compararse con otros.

Si lo analizas por un momento, siempre habrá personas que serán mejores que nosotros en algunas cosas, y siempre seremos mejores que otros en algunas otras cosas. No ser conscientes de ello nos acarrea un gran desgaste mental y un gran estrés.

En lugar de compararse con otras personas, los verdaderos triunfadores sólo toman en cuenta su propio progreso, es decir, la comparación la hacen hacia el interior, hacia ellos mismos. Establecen una «autocomparación». Se hacen preguntas como: «¿Cuánto he progresado/mejorado desde ayer, o desde la semana pasada? ¿Y desde el mes pasado? ¿Y desde el año pasado?»

Al respecto, me llamaron la atención las palabras de Javier Hernández, el “Chicharito”, autor de uno de los goles con los que México ganó al combinado de Croacia. Dijo que necesitaba recuperar y mantener la confianza en sí mismo. Confianza que los demás ya no tenían en él. Y el anotar ese gol le devolvió ese entusiasmo y confianza que sentía estaba perdiendo.

Muchos de nosotros, cuando entramos en este proceso de aprendizaje nos puede suceder una de dos cosas: o continuamos aprendiendo y procurando alcanzar el éxito en eso que hacemos, o por el contrario, abandonamos. Esa es la diferencia entre el triunfo y el fracaso.

Y ese es el reto al que los integrantes de la selección se enfrentan ahora que ya no están en Brasil.

Deben capitalizar el aprendizaje que les dejó su participación en este mundial y mostrar su crecimiento en la siguiente etapa, en sus equipos actuales.

Es muy importante tener presente que el verdadero camino hacia los grandes resultados se mide con nuestro propio progreso individual.

Por un momento piensa en tus hijos y en tus hijas: si permitimos que disfruten de esta autocomparación, podrán buscar la inspiración en los éxitos ajenos como modelos de excelencia y los percibirán como fuentes de una valiosísima información sobre sus propios avances. Enseñar a nuestros hijos e hijas a establecer autocomparaciones, quizá sea uno de los mejores regalos que les podamos dar.

Estas seis características de la Actitud Mental Positiva crean una imagen mental en nuestro subconsciente muy motivadora que nos conduce al éxito. Con ellas, podemos asegurar una actitud mental que nos facilite el éxito personal y profesional. Sin ellas, cualquier cosa que emprendamos resultará poco fácil alcanzarla.

 

Y tu, ¿qué opinas? Me dará mucho gusto leer tus comentarios.